Según Renfe los grafiteros atacan los trenes casi cada semana. Se registran incidentes en Cercanías y vagones de mercancías. Las Fuerzas de Seguridad persiguen a los vándalos que los llenan de firmas o ‘tags’.
Los vagones se han convertido en uno de los lienzos favoritos de los grafiteros y así lo constatan los registros de Renfe. La empresa pública gasta esfuerzos y dinero para devolver su imagen a los vagones su imagen original tras cada ataque vandálico.
Cada metro cuadrado cuesta entre 250 y 300 euros para su limpieza y por el tiempo que no se encuentra activo. En los casos de Cercanías, por su uso constante, el lavado de cara se inicia de forma casi inmediata. Lo primero es tratar de eliminar el graffiti mediante los métodos habituales de limpieza. No obstante, si la pintura de espray persiste, se ha de inmovilizar el tren para aplicar sustancias más contundentes y, si fuera necesario, repintar el vagón afectado.
Conocedores de la circunstancia, Renfe emplea un tipo de pintura que aplican a los vehículos catalogada como ‘antigrafiti’. Se trata de una sustancia que repele el aerosol. En cualquier caso, el tren afectado se inmoviliza antes o después para valorar el daño afectado y actuar en consecuencia. La inversión para reparar todo el daño puede rondar entre los 3.000 y los 5.000 euros. Un dinero, como el empleado por las administraciones en espacios públicos en fachadas o tranvías, que se deja de invertir para otro tipo de cuestiones necesarias.
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